La hormona de la saciedad

La saciedad es un proceso esencial en la regulación del hambre y el consumo de alimentos, y una de las principales responsables de este mecanismo es la leptina, conocida como la “hormona de la saciedad”. La leptina es producida por las células grasas y actúa como una especie de mensajera entre el cuerpo y el cerebro, informando al hipotálamo (la parte del cerebro que regula el hambre) si las reservas de energía son suficientes.

En condiciones normales, cuando los niveles de grasa en el cuerpo son altos, los niveles de leptina también aumentan, enviando una señal de “ya estamos llenos” al cerebro. Por otro lado, cuando los niveles de grasa disminuyen, la leptina también baja, lo que puede provocar un aumento del apetito. Este sistema permite al cuerpo mantener un equilibrio energético saludable.

Sin embargo, en el contexto de la alimentación moderna y el consumo elevado de alimentos ultraprocesados, este delicado equilibrio puede verse seriamente afectado.

¿Qué son los alimentos procesados y ultraprocesados?

Los alimentos procesados son aquellos que han pasado por algún nivel de transformación para prolongar su vida útil o mejorar su sabor. Ejemplos incluyen el pan, las salsas o las conservas. Por otro lado, los ultraprocesados son productos industriales con ingredientes artificiales, como aditivos, colorantes, grasas trans y grandes cantidades de azúcar o sal. Algunos ejemplos comunes son las galletas, los refrescos, los snacks empaquetados y los alimentos congelados listos para calentar.

Aunque estos alimentos son prácticos y tentadores, su composición puede tener un impacto negativo en las señales hormonales que regulan el hambre y la saciedad.

¿Cómo afectan los alimentos procesados a la hormona de la saciedad?

El consumo frecuente de alimentos ultraprocesados puede desajustar la acción de la leptina y otras hormonas reguladoras del apetito. Aquí te explicamos cómo:

  1. Resistencia a la leptina:
    En personas con dietas ricas en alimentos ultraprocesados, especialmente aquellos altos en calorías y grasas saturadas, es común que se desarrolle resistencia a la leptina. Esto significa que, aunque los niveles de leptina sean altos debido al exceso de grasa corporal, el cerebro no recibe correctamente la señal de saciedad. Como resultado, el apetito se mantiene elevado y la persona continúa comiendo más de lo necesario.
  2. Picos de azúcar y hambre descontrolada:
    Los alimentos ultraprocesados, especialmente los ricos en azúcares añadidos, generan picos rápidos de glucosa en sangre. Esto provoca una liberación excesiva de insulina para controlar el azúcar, seguida de una caída brusca que deja al cuerpo con sensación de hambre en poco tiempo, incluso si ya se ha consumido una cantidad significativa de calorías.
  3. Desequilibrio de otras hormonas reguladoras:
    Además de la leptina, hormonas como la grelina (la “hormona del hambre”) y el péptido YY (otra hormona de la saciedad) también se ven afectadas. Los alimentos ultraprocesados no generan una señal efectiva de saciedad, lo que lleva a un consumo excesivo.
  4. Impacto en la microbiota intestinal:
    Los ultraprocesados carecen de fibra y otros nutrientes esenciales que nutren a la microbiota intestinal. Esto puede alterar la producción de metabolitos que influyen en la regulación de la saciedad, agravando los desajustes hormonales.

¿Qué podemos hacer?

Para mantener un equilibrio saludable en las señales de saciedad, es fundamental optar por alimentos naturales y mínimamente procesados que favorezcan la correcta función de la leptina y otras hormonas. Algunas recomendaciones son:

  • Incluir más alimentos ricos en fibra: Como frutas, verduras, legumbres y cereales integrales. La fibra ayuda a ralentizar la digestión y a prolongar la sensación de saciedad.
  • Priorizar grasas saludables: Las grasas provenientes de alimentos como el aguacate, las nueces y el aceite de oliva ayudan a mantener niveles de saciedad estables.
  • Evitar azúcares añadidos: Reemplazar refrescos y dulces ultraprocesados con opciones naturales como agua, té o frutas frescas.
  • Mantener comidas balanceadas: Asegurarte de incluir una combinación de proteínas, carbohidratos complejos y grasas saludables en cada comida.

Conclusión

La leptina y otras hormonas de la saciedad son fundamentales para regular el hambre y mantener un peso saludable. Sin embargo, la dieta moderna, cargada de alimentos ultraprocesados, puede interferir gravemente en su funcionamiento, contribuyendo al sobrepeso, la obesidad y problemas metabólicos. Volver a una alimentación más natural y balanceada no solo favorece la salud física, sino que también ayuda a recuperar el control sobre el hambre y la saciedad.

Cuidemos lo que comemos y recordemos que pequeños cambios en nuestros hábitos pueden marcar una gran diferencia en nuestra calidad de vida.

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